¡Bienvenid@!

Tal vez usted es de aquellas personas que siendo niños -o aun de adulto- ha vivido en una familia de padres narcisistas [Ver más explicación]; o quizás es de aquellas personas que tiene o ha tenido en su vida (familia, trabajo, lugar de estudio, etc.) un encuentro o relación con un psicópata o un narcisista, un psicópata "compensado" o un sociópata violento [Ver más explicación]. Si usted intuye que es de alguna de aquellas personas, entonces ha llegado al lugar correcto.


Este blog le proveerá con información y links. Recolectaremos artículos que reflejan de mejor forma la historia y el estado del conocimiento de estos temas, así como material de investigación que esperamos sea útil en algunos asuntos que hasta ahora han permanecido en la oscuridad.


Este blog es la creación de un grupo de sobrevivientes, algunos de los cuales son profesionales en las áreas de la medicina, pero tenemos las intenciones de permanecer anónimos. No nos consideramos profesionales en psicología. Nuestra única intención es compartir nuestra investigación. Este blog no es acerca de nosotros, sino más bien, acerca de usted.


¿Es usted un sobreviviente de un encuentro o relación con un psicópata o narcisista? Está todavía esclavizado, comprometido en la lucha de vida o muerte?


Hay una salida.


Esperamos poder compartir con usted algunos de los secretos de escapar y sanar, de hacerse libres de esas características que hacen a los seres humanos normales víctimas ideales de personas con anomalías psicológicas que merodean nuestra sociedad; monstruos entre nosotros.


Una vez sabiendo lo que son, cuáles son sus debilidades y sus fortalezas, las técnicas que utilizan para paralizarle y drenarle de energía, una vez que sepa que no está loco/a y que sobre todo, no está solo/a, puede comenzar el proceso de vivir otra vez. ¡La mejor venganza es una vida buena y plenamente vivida!


Todo comienza con conocimiento; usted puede saber la Verdad, y la Verdad le hará libre.


http://psicopatia-narcisismo.blogspot.com/

NOTA IMPORTANTE: El equipo de este blog no necesariamente comparte ni promueve los puntos de vista y opiniones expresados en los artículos o comentarios publicados en este espacio. Nuestra única intención es compartir nuestra investigación y alentar a nuestros lectores a que también se informen acerca de los temas tratados, que lean sobre el tema en otras fuentes, y que busquen a un terapeuta si lo consideran necesario. Del mismo modo, nuestras opiniones no son más que eso, y rogamos no las tomen como un consejo profesional. Nada puede suplantarlo. Somos simples ciudadanos interesados en este tema, y no pretendemos tener todas las respuestas. Las estamos buscando, como muchos de ustedes. Para más información, los invitamos a leer Carta para nuestros lectores: próximos artículos


viernes, 6 de febrero de 2009

Mujeres que aman demasiado

Gracias a una de nuestras lectoras, dimos con el libro Mujeres que aman demasiado, de Robin Norwood. Siempre en busca de material en español, en seguida lo leímos. Y encontramos en este librito mucha información que nos ha parecido útil compartir con todos ustedes. Copiaremos varias citas del prólogo y del primer capítulo a modo de resumen, pero les recomendamos leer el libro completo si tienen la oportunidad de comprarlo. No podemos citar aquí todos los ejemplos, pero seguramente cada uno de ustedes se verá más o menos identificado con los diferentes casos expuestos. Nosotros nos limitaremos a citar la teoría que nació de cada uno de los ejemplos.

Pero antes, algunas observaciones:

Creemos que este libro contiene información importante tanto para mujeres y hombres que siguen cometiendo los mismos errores como para aquéllos que después de una experiencia dolorosa sienten que desconfían de todas las personas del sexo opuesto, y que no podrán volver a creer en nadie.

Si bien el libro está destinado a las mujeres, muchos hombres que han sufrido relaciones dolorosas podrán beneficiarse al leerlo, ya que seguramente compartan algunas de las características descritas. La autora también cita ejemplos de hombres que aman demasiado, o de diferentes heridas que determinan la incapacidad de amar de manera sana en la edad adulta.

Este libro podrá ayudarnos a tomar responsabilidad acerca de nuestras propias debilidades, y a trabajar para no volver a caer en las mismas trampas. Cuando más se conozca una persona a sí misma, mejor sabrá elegir lo que necesita, y más objetiva será en cuanto a lo que tiene para ofrecer.

Otro punto muy positivo es el modo en que Robin Norwood establece una relación directa entre la infancia y el tipo de relación que solemos buscar. El drama se repite una y otra vez, pero somos incapaces de liberarnos porque es el único modelo de amor que conocemos. La manera de hacerlo es atreviéndonos a realizar una recapitulación. Si queremos “dar vuelta la página”, primero tenemos que ser capaces de VER la página se encuentra delante de nuestros ojos. Quien ignore el pasado, lo repetirá. Duele verlo, pero más duele vivir dominado por éste.

Habiendo señalado aquellos puntos que nos parecen más rescatables en esta obra, cabe mencionar ahora que la autora parece desconocer o ignorar simplemente en el libro la existencia de la psicopatía y otras patologías graves. En la mayoría de casos que describe, se trata de hombres y mujeres víctimas del narcisismo familiar. Algunos deciden salir adelante, mientras que otros no pueden deshacerse de su pasado. Pero debemos tener en cuenta que en algunos casos, la patología es tan importante, que nada que la mujer haga salvará a su pareja, y que la única solución es alejarse y aprender a protegerse. Les recomendamos seguir leyendo los otros artículos de nuestro blog para tener este tema presente durante la lectura, y no caer en la lástima por sus opresores. Y sobre todo, tomar lo que dice con pinzas y un juicio lo más objetivo posible de su situación personal.

Del mismo modo, algunas de las características de las "mujeres que aman demasiado" no siempre son nefastas en una relación, y simplemente indican que una persona tiene buenos sentimientos y es capaz de sentir empatía. Por lo tanto, no siempre debemos suprimir ciertos rasgos de nuestra personalidad, sino aprender a compartirlos con quienes se los merecen.

Por último, la autora estudió muchos casos de alcoholismo, y propone grupos de autoayuda del estilo de Alcohólicos Anónimos. El problema es que, si bien pueden ayudarle a uno a compartir su historia y a ver que no está solo, muchas veces no cuentan con profesionales entendidos en el tema de la psicopatía. Entonces, existe cierto riesgo en el hecho de tomar a estos grupos como la única salida. Cada persona debe encontrar una combinación de factores que lo ayuden. Por ejemplo, terapia, un grupo de autoayuda, lecturas, charlas con seres queridos, etc.

Sin más comentarios, les deseamos una lectura enriquecedora y crítica.

[Nota: Entre corchetes colocamos comentarios o notas resumidas. El resto del texto es una copia exacta del original. Y recordamos a todos citar siempre a la autora cuando compartan estos fragmentos con otras personas. ]

...siga leyendo, haciendo click en el título...


Prólogo

Si usted alguna vez se vio obsesionada por un hombre, quizás haya sospechado que la raíz de esa obsesión no era el amor sino el miedo. Quienes amamos en forma obsesiva estamos llenas de miedo: miedo a estar solas, miedo a no ser dignas o a no inspirar cariño, miedo a ser ignoradas, abandonadas o destruidas. Damos nuestro amor con la desesperada ilusión de que el hombre por quien estamos obsesionadas se ocupe de nuestros miedos. […]

No pretendo implicar que las mujeres sean las únicas que aman demasiado. Algunos hombres practican esta obsesión con las relaciones con tanto fervor como podría hacerlo una mujer, y sus sentimientos y conductas provienen de la misma dinámica y las mismas experiencias infantiles. Sin embargo, la mayoría de los hombres que han sido dañados en la niñez no desarrollan una adicción a las relaciones. Debido a una interacción de factores biológicos y culturales, por lo general tratan de protegerse y evitar el dolor mediante objetivos más externos que internos, más impersonales que personales. Tienden a obsesionarse por el trabajo, los deportes, o los hobbies, mientras que la mujer, debido a las fuerzas biológicas y culturales que la afectan, tiende a obsesionarse con una relación, tal vez con un hombre así dañado y distante. […]

Espero que, a todas ustedes que aman demasiado, este libro las ayude a cobrar mayor conciencia de la realidad de su situación, pero que también las aliente a empezar a cambiarla, reencauzando su afecto, no hacia su obsesión por un hombre, sino hacia su propia recuperación y su propia vida.

[…]

No hay atajos para salir del patrón de amar demasiado en el que usted está atrapada. Es un patrón aprendido a temprana edad y muy bien practicado, y el hecho de abandonarlo será temible, amenazador y un constante desafío. Con esta advertencia no pretendo desalentarla. Después de todo, si usted no cambia su patrón de relaciones, sin duda se enfrentará a una lucha en los años venideros. Pero en ese caso, su lucha no será por crecer sino simplemente por sobrevivir. Si elige iniciar el proceso de recuperación, dejará de ser una mujer que ama a alguien ―con tanta intensidad que resulta doloroso― para pasar a ser una mujer que se ama a sí misma lo suficiente para detener el dolor.

Capítulo 1
Amar al hombre que no nos ama<

A pesar de los detalles específicos de sus historias y luchas, ya sea que hayan soportado una larga y difícil relación con un solo hombre o se hayan visto involucradas en una serie de relaciones infelices con muchos hombres, las mujeres que aman demasiado comparten un perfil común. Amar demasiado no significa amar a demasiados hombres, ni enamorarse con demasiada frecuencia, ni sentir un amor genuino demasiado profundo por otro ser. En verdad, significa obsesionarse por un hombre y llamar a esa obsesión “amor”, permitiendo que ésta controle nuestras emociones y gran parte de nuestra conducta y, si bien comprendemos que ejerce una influencia negativa sobre nuestra salud y nuestro bienestar, nos sentimos incapaces de librarnos de ella. Significa medir nuestro amor por la profundidad de nuestro tormento.

[…] Todos tenemos fuertes reacciones emocionales ante palabras como ‘alcoholismo’, ‘incesto’, ‘violencia’ y ‘adicción’, y a veces no podemos mirar nuestra vida con realismo porque tememos que nos apliquen esos rótulos a nosotros o a los que amamos. Es triste, pero nuestra incapacidad de usar las palabras cuando sí son aplicables a menudo nos impide conseguir ayuda adecuada. Por otro lado, esos temidos rótulos pueden no ser aplicables en su vida. Es probable que en su niñez haya tenido problemas de naturaleza más sutil. […] Es importante entender que lo que todas las familias disfuncionales tienen en común es la incapacidad de discutir problemas de raíz. Quizás haya otros problemas que sí se discuten, a menudo hasta el punto de saturación, pero con frecuencia estos encubren los secretos subyacentes que hacen que la familia sea disfuncional. Es el grado de secreto ―la incapacidad de hablar sobre los problemas―, más que la severidad de los mismos, lo que define el grado de disfuncionalidad que adquiere una familia y la gravedad del daño provocado a sus miembros. […] En las familias disfuncionales, los aspectos principales de la realidad se niegan, y los papeles permanecen rígidos.

[…] aprendemos a no creer en nuestras propias percepciones o sentimientos. Como nuestra familia niega la realidad, nosotros también comenzamos a negarla. […] Nos volvemos incapaces de discernir cuándo alguien o algo no es bueno para nosotros. Las situaciones y la gente que otros evitarían naturalmente por peligrosas, incómodas o perjudiciales no nos repelen, porque no tenemos manera de evaluarlas en forma realista o autoprotectora. No confiamos en nuestros sentimientos, ni los usamos para guiarnos. […] Y por medio de esa atracción nos dañamos más, porque gran parte de aquello hacia lo cual nos vemos atraídas es una réplica de lo que vivimos mientras crecíamos.

Las siguientes son características típicas de las mujeres que aman demasiado:

1. Típicamente, usted proviene de un hogar disfuncional que no satisfizo sus necesidades emocionales.

[Las necesidades emocionales comprenden la necesidad de recibir amor y atención, pero también la de sentir que nuestras percepciones y sentimientos son reconocidos. Si nuestra familia los ignora o los niega en lugar de aceptarlos y valorarlos, nuestra psique puede recibir un daño muy profundo.] La necesidad de afecto también puede ser negada o satisfecha en forma suficiente.[…] Eso hace que la niña sienta hambre de amor y, al mismos tiempo, no sepa cómo confiarlo o aceptarlo y se sienta inmerecedora de él.

[…] los hogares disfuncionales son aquellos en los que se dan uno o más de los rasgos siguientes:

• Abuso de alcohol y/u otras drogas.

• Conducta compulsiva como, por ejemplo, una forma compulsiva de comer, de trabajar, limpiar, jugar, gastar, hacer dieta, hacer gimnasia, etc. […] alteran y evitan el contacto sincero y la intimidad en una familia
.
• Maltrato del cónyuge y/o de los hijos.

• Conducta sexual inapropiada por parte de uno de los progenitores para con un hijo o hija, desde seducción hasta incesto.

• Discusiones y tensión constantes.

• Lapsos prolongados en que los padres se rehúsan a hablarse.

• Padres que tienen actitudes o principios opuestos o que exhiben conductas contradictorias que compiten por la lealtad de sus hijos.

• Padres que compiten entre sí o con sus hijos.

• Uno de los progenitores no puede relacionarse con los demás miembros de la familia y por eso les evita activamente, al tiempo que les culpa por esa efusividad.

• Rigidez extrema con respecto al dinero, la religión, el trabajo, el uso del tiempo, las demostraciones de afecto, el sexo, la televisión, el trabajo de la casa, los deportes, la política, etc. Una obsesión por alguno de esos temas puede impedir el contacto y la intimidad, porque el énfasis no se coloca en relacionarse sino en acatar las reglas.

[…] Con frecuencia, los padres también se equilibran mutuamente en formas dañinas [por ejemplo, cuando una madre abrumadora y sobreprotectora está casada con un padre irascible que tiende al rechazo].

2. Habiendo recibido poco afecto, usted trata de compensar directamente esa necesidad insatisfecha proporcionando afecto, especialmente a hombres que parecen, de alguna manera, necesitados.

Nos vemos atraídas hacia los necesitados; nos identificamos con compasión con su dolor y tratamos de aliviarlos para poder disminuir el nuestro. El hecho de que los hombres que más nos atraen sean aquellos que parecen necesitados tiene sentido si entendemos que la raíz de esa atracción es nuestro propio deseo de ser amadas.

Un hombre que nos atraiga no necesariamente tiene que estar en bancarrota o tener mala salud. Quizás sea incapaz de relacionarse bien con los demás, o puede ser frío y desenamorado, obstinado o egoísta, malhumorado o melancólico. Tal vez sea un poco rebelde e irresponsable, o incapaz de comprometerse o de ser fiel. […] Pero sin duda respondemos, con la convicción de que ese hombre necesita nuestra ayuda, nuestra compasión y nuestra sabiduría para mejorar su vida.

3. Debido a que usted nunca pudo convertir a su(s) progenitor(es) en los seres atentos y cariñosos que usted ansiaba, reacciona profundamente ante la clase de hombres emocionalmente inaccesibles a quienes puede volver a intentar cambiar, por medio de su amor.

(…) no nos atraen los hombres sanos que podrían darnos lo que necesitamos. Nos parecen aburridos. Nos atraen los hombres que reproducen la lucha que soportamos con nuestros padres, cuando tratábamos de ser lo suficientemente buenas, cariñosas, dignas, útiles e inteligentes para ganar el amor, la atención y la aprobación de aquellos que no podrían darnos lo que necesitábamos, debido a sus propios problemas y preocupaciones. Ahora funcionamos como si el amor, la atención y la aprobación no tuvieran importancia a menos que podamos obtenerlos de un hombre que también es incapaz de dárnoslos, debido a sus propios problemas y preocupaciones.

4. Como la aterra que la abandonen, hace cualquier cosa par evitar que una relación se disuelva.

Todas las mujeres que aman demasiado han experimentado por lo menos un profundo abandono emocional con todo el terror y el vacío que eso implica. […] Claro que haríamos cualquier cosa por evitar sentir eso otra vez.

5. Casi ninguna cosa es demasiado problemática, tarda demasiado tiempo o es demasiado costosa si “ayuda” al hombre con quien usted está involucrada.

[…] llegaremos a cualquier extremo para ayudarlo a él. […]

• Comprarle ropa para mejorar la imagen que tiene de sí mismo.

• Encontrarle un terapeuta y rogarle que vaya a verlo.

• Financiar hobbies costosos para ayudarlo a aprovechar mejor su tiempo.

• Soportar perturbadoras reubicaciones geográficas porque “él no es feliz aquí”.

• Darla la mitad o el total de nuestras propiedades y posesiones para que no se sienta inferior a nosotras.

• Proporcionarle un lugar donde vivir para que se sienta seguro.

• Permitir que abuse de nosotras emocionalmente porque “antes nunca le dejaron expresar sus sentimientos”.

• Encontrarle empleo.

6. Acostumbrada a la falta de amor en las relaciones personales, usted está dispuesta a esperar, conservar esperanzas y esforzarse más para complacerlo.

[…] Vivimos con la esperanza de que mañana será diferente. Esperar que él cambie en realidad es más cómodo que cambiar nosotras y nuestra propia vida.

7. Está dispuesta a aceptar mucho más del cincuenta por ciento de la responsabilidad, la culpa y los reproches en cualquier relación.

A menudo aquéllas que provenimos de hogares disfuncionales tuvimos padres irresponsables, inmaduros y débiles. Crecimos con rapidez y nos convertimos en adultas mucho tiempo antes de estar listas para la carga que suponía ese papel. Pero también nos complacía el poder que nos complacían nuestra familia y los demás. Ahora, como adultas, creemos que depende de nosotras hacer que las relaciones funcionen bien, y a menudo formamos equipo con hombres irresponsables que nos culpan y contribuyen a nuestra sensación de que todo realmente depende de nosotras. Somos expertas en llevar esa carga.

8. Su amor propio es críticamente bajo, y en el fondo usted no cree merecer la felicidad. En cambio, cree que debe ganarse el derecho de disfrutar la vida.

[..] creemos que albergamos terribles defectos o fallas y que debemos hacer buenas obras para compensarlos. Vivimos sintiéndonos culpables por tener esas deficiencias y temerosas de que nos descubran. Nos esforzamos mucho en tratar de parecer buenas, porque no creemos serlo.

9. Necesita con desesperación controlar a sus hombres y sus relaciones, debido a la poda seguridad que experimentó en la niñez. Disimula sus esfuerzos por controlar a la gente y las situaciones bajo la apariencia de “ser útil”.

[Al ser criada en una familia disfuncional] no puede contar con las personas de las que depende porque están demasiado enfermas para protegerla. De hecho, a menudo esa familia constituye una fuente de amenazas y daños más que la fuente de seguridad y protección que ella necesita. […] Al ser fuertes y útiles para los demás nos protegemos del pánico que surge al estar a merced de otro. Necesitamos estar con gente a quien podamos ayudar, a fin de sentirnos seguras y bajo control.

10. En una relación, está mucho más en contacto con su sueño de cómo podría ser que con la realidad de la situación.

[…] Dado que sabemos tan poco cómo es ser feliz en una relación y tenemos muy poca experiencia en el hecho de que alguien a quien queremos satisfaga nuestras necesidades emocionales, ese mundo de ensueño es lo máximo que nos atrevemos a acercarnos para tener lo que queremos.

Si ya tuviéramos a un hombre que fuera todo lo que quisiéramos, ¿para qué nos necesitaría? Y todo ese talento (y compulsión) para ayudar no tendría dónde operar. Una parte importante de nuestra identidad estaría desempleada. Por eso elegimos a un hombre que nos es lo que queremos… y seguimos soñando.

11. Es adicta a los hombres y al dolor emocional.

[…] Una relación adictiva se caracteriza por un deseo de tener la presencia tranquilizadora de otra persona. […] El segundo criterio es que disminuye la capacidad de una persona para prestar atención a otros aspectos de su vida y para ocuparse de los mismos.

Usamos nuestra obsesión por los hombres a quienes amamos para evitar nuestro dolor, vacío, miedo y furia. […] Una relación verdaderamente horrible cumple para nosotras la misma función que una droga fuerte. No tener un hombre en quien concentrarnos es como suspender el consumo de una droga, a menudo con muchos de los mismos síntomas físicos y emocionales que acompañan la verdadera suspensión de una droga. […] En un esfuerzo por aliviar esos síntomas, volvemos a nuestra última pareja o buscamos una nueva con desesperación.

12. Es probable que usted esté predispuesta emocionalmente y, a menudo, bioquímicamente, para volverse adicta a las drogas, al alcohol y/o a ciertas comidas, en particular los dulces.

13. Al verse atraída hacia personas que tiene problemas por resolver, o involucrada en situaciones que son más caóticas, inciertas y emocionalmente dolorosas, usted evita concentrarse en su responsabilidad para consigo misma.

[…] A menudo no sabemos en realidad quiénes somos, y el hecho de estar enredadas en problemas dramáticos nos impide tener que detenernos a averiguarlo. […] Podemos llorar y gritar y aullar. Pero no somos capaces de usar nuestras emociones para guiarnos en la tarea de tomar las decisiones necesarias e importantes en nuestra vida.

14. Es probable que usted tenga una tendencia a los episodios depresivos, los cuales trata de prevenir por medio de la excitación que le proporciona una relación inestable.

[…] [La sensación de euforia va acompañada de cantidades inusualmente altas de adrenalina.] Si usted es alguien que lucha contra la depresión, inconscientemente buscará situaciones que la mantenga excitada […] a fin de mantenerse demasiado eufórica para deprimirse.

[…] Si usted proviene de una familia alcohólica, tiene doble probabilidad de tener problemas de depresión, debido a su pasado y a su herencia genética. Es irónico, pero la excitación de una relación con alguien que padezca esa enfermedad puede ejercer una fuerte atracción en usted.

15. No la atraen los hombres que son amables, estables, confiables y que se interesan por usted. Esos hombres “agradables” le parecen aburridos.

El hombre inestable nos resulta excitante; el hombre que no es confiable nos parece un desafío; el hombre imprevisible, romántico; el hombre inmaduro, encantador; el hombre malhumorado, misterioso. El hombre furioso necesita nuestra comprensión. El hombre desdichado necesita nuestro consuelo. El hombre inadecuado necesita nuestro aliento, el hombre frío necesita nuestra calidez. Pero no podemos “arreglar” a un hombre que está bien tal como es, y si es amable y nos quiere tampoco podemos sufrir. Lamentablemente, si no podemos amar demasiado a un hombre, por lo general, no podemos amarlo.

Copiamos a continuación el índice, para que puedan ver los temas que se tratan en el resto del libro:

Agradecimientos
Prólogo
Capítulo 1: Amar al hombre que no nos ama
Capítulo 2: Buen sexo en malas relaciones
Capítulo 3: Si sufro por ti, ¿me amarás?
Capítulo 4: La necesidad de ser necesitadas
Capítulo 5: ¿Bailamos?
Capítulo 6: Los hombres que eligen a las mujeres que aman demasiado
Capítulo 7: La Bella y la Bestia
Capítulo 8: Cuando una adicción alimenta a la otra
Capítulo 9: Morir por amor
Capítulo 10: El camino hacia la recuperación
Capítulo 11: Recuperación e intimidad: cerrar la brecha
Apéndice 1
Apéndice 2

3 comentarios:

CAROLA dijo...

Esta muy bueno su blogg yo me estoy haciendo uno tambien q trata de psicopatas por q quiero q sepan que clase de personas son. mi hija estubo con un psicopata de novia al cual ella ahora esta embarazada y el no la deja tranquila nunca ella anda con mucho miedo y bueno me interesaria saber mas para ayudarla bueno un saludo grande.

http://gentejodidas.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Hola a todos,
hace unas pocas semanas he terminado de leer este libro. Lo primeroe que descubrí fue esta página y me reveló el "que", lo segundo ha sido el libro de Robin Norwood y me ha explicado el "porqué". Ninguna persona, hombre o mujer, que tenga un historial de relaciones perjudiciales debe dejar de leer este libro. Es tan sencillo de entender como el ciclo del agua en la naturaleza. De hecho es eso, un ciclo. Hay que ponerle fin. Mi gratitud a la autora y a este blog.

Anónimo dijo...

Mi novio es así cuando se relaciona con otras personas, sin ser sus parejas. ¡Él es como la mujer descrita en este libro!