¡Bienvenid@!

Tal vez usted es de aquellas personas que siendo niños -o aun de adulto- ha vivido en una familia de padres narcisistas [Ver más explicación]; o quizás es de aquellas personas que tiene o ha tenido en su vida (familia, trabajo, lugar de estudio, etc.) un encuentro o relación con un psicópata o un narcisista, un psicópata "compensado" o un sociópata violento [Ver más explicación]. Si usted intuye que es de alguna de aquellas personas, entonces ha llegado al lugar correcto.


Este blog le proveerá con información y links. Recolectaremos artículos que reflejan de mejor forma la historia y el estado del conocimiento de estos temas, así como material de investigación que esperamos sea útil en algunos asuntos que hasta ahora han permanecido en la oscuridad.


Este blog es la creación de un grupo de sobrevivientes, algunos de los cuales son profesionales en las áreas de la medicina, pero tenemos las intenciones de permanecer anónimos. No nos consideramos profesionales en psicología. Nuestra única intención es compartir nuestra investigación. Este blog no es acerca de nosotros, sino más bien, acerca de usted.


¿Es usted un sobreviviente de un encuentro o relación con un psicópata o narcisista? Está todavía esclavizado, comprometido en la lucha de vida o muerte?


Hay una salida.


Esperamos poder compartir con usted algunos de los secretos de escapar y sanar, de hacerse libres de esas características que hacen a los seres humanos normales víctimas ideales de personas con anomalías psicológicas que merodean nuestra sociedad; monstruos entre nosotros.


Una vez sabiendo lo que son, cuáles son sus debilidades y sus fortalezas, las técnicas que utilizan para paralizarle y drenarle de energía, una vez que sepa que no está loco/a y que sobre todo, no está solo/a, puede comenzar el proceso de vivir otra vez. ¡La mejor venganza es una vida buena y plenamente vivida!


Todo comienza con conocimiento; usted puede saber la Verdad, y la Verdad le hará libre.


http://psicopatia-narcisismo.blogspot.com/

NOTA IMPORTANTE: El equipo de este blog no necesariamente comparte ni promueve los puntos de vista y opiniones expresados en los artículos o comentarios publicados en este espacio. Nuestra única intención es compartir nuestra investigación y alentar a nuestros lectores a que también se informen acerca de los temas tratados, que lean sobre el tema en otras fuentes, y que busquen a un terapeuta si lo consideran necesario. Del mismo modo, nuestras opiniones no son más que eso, y rogamos no las tomen como un consejo profesional. Nada puede suplantarlo. Somos simples ciudadanos interesados en este tema, y no pretendemos tener todas las respuestas. Las estamos buscando, como muchos de ustedes. Para más información, los invitamos a leer Carta para nuestros lectores: próximos artículos


miércoles, 28 de mayo de 2008

La Familia Narcisista. Introducción

Stephanie Donaldson-Pressman, Robert M. Pressman
Introducción
La Familia Narcisista - Diagnóstico y Tratamiento
Editorial: Jossey-Bass


El Enfoque

La Familia Narcisista es un libro escrito por terapeutas para terapeutas. Es para aquellas personas valientes que, en la vida cotidiana, llevan a pacientes a aquella lucha misteriosa, privada y hasta a veces hermosa, que llamamos terapia.
Los autores son dos terapeutas que han trabajando en las trincheras. Esas salas a prueba de ruido, moderadamente cómodas y en las cuales, los pacientes esperanzados y los terapeutas esperanzados, se juntan durante más o menos una hora. Al igual que muchos terapeutas, hemos luchado con pacientes que eran bastante reacios al tratamiento. Buscamos libros, talleres, palabras de sabiduría por parte de nuestros colegas, siempre con la esperanza de encontrar respuestas al porqué de estas barreras que existen y a cómo saltarlas.

La información que más nos ayudó para esto, está inevitablemente orientada hacia la acción. Está bien que haya razones y teorías, pero lo que queremos saber ahora, es cómo aplicarlas, qué hacer detrás de esas cuatro paredes, cómo ayudar al cliente. Este libro da un avance de un nuevo punto de vista, al trabajar con una población de pacientes un poco extraña y difícil. No da una nueva categoría de diagnóstico, sin embargo, sugiere una línea en común que une a individuos quienes, dependiendo del día en el que se los entreviste, podrían indistintamente ser diagnosticados como con una variedad de desórdenes de la personalidad (como estar al borde de la locura, ser hiper ansiosos, narcisitos, paranoicos y dependientes) o hasta se los podría catalogar como persona con algún síndrome clínico y con desórdenes clínicos, como por ejemplo una personalidad múltiple, que sean distímicos o que tengan stress post traumático. Además, el modelo de La Familia Narcisista, provee un marco de trabajo para los terapeutas, con el cual pueden ayudar a individuos que comparten estas características.


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Una Vista Más Amplia

Las relaciones entre las experiencias de la infancia y su efecto a veces permanente en el comportamiento adulto, han fascinado a observadores del comportamiento humano durante mucho tiempo. De un particular interés ha sido el impacto de la familia de origen de una persona en el desarrollo personal. En esta última década, el concepto de “hijos adultos de padres alcohólicos” (ACOA [N. de T.: en sus siglas en inglés]), nos ha ayudado a entender los efectos casi previsibles de haber sido criado en un sistema familiar alcohólico. Como terapeutas, muchos de nosotros hemos trabajado durante años con individuos que sufren de lo que parecía ser una baja autoestima imposible de cambiar, o una incapacidad para sostener una relación íntima y/o caminos bloqueados en la comprensión del ser de uno mismo. El concepto de “hijos adultos de padres alcohólicos”, abrió una nueva puerta para la comprensión de estos problemas.

Terapeutas-autores como Woititz, Black, Gil, y Bradshaw (entre otros) han dado imágenes vívidas de cómo las personalidades de los hijos están moldeadas de una manera especial por la familias alcohólicas.(1) Los textos que se han producido sobre este tema, han esclarecido un camino mucho más amplio para la recuperación de hijos de padres alcohólicos. También ha crecido la sensibilidad de los terapeutas en cuanto al impacto de la crianza en una familia alcohólica en el desarrollo de la personalidad. En una época, los terapeutas pocas veces hacían preguntas directas en cuanto al comportamiento que tenían los padres de los pacientes cuando bebían. Hoy en día, estas preguntas ya se exploran de manera rutinaria en una entrevista inicial de evaluación.

Recientemente, un nuevo grupo de textos se ha creado. Sobrevivientes de abusos han escrito libros, tanto para focalizar la atención en la devastación causada por el abuso físico y sexual, pero también para dar una validación y una guía a otros sobrevivientes, ya sean hombres o mujeres. Laura Bass y Susan Davis, han articulado el trauma del abuso sexual, así como las técnicas que ayudan a la recuperación. Su texto, es un texto de referencia que se llama “El Coraje de Curarse” [N. de T.: “The Courage to Heal”]. Mientras que Steven Grubman-Black fue uno de los primeros que atacó el mito de la invulnerabilidad de los hombres ante el abuso sexual, en una narrativa conmovedora que se llama “Niños Rotos / Hombres Que Reparan” [N. de T.: “Broken Boys / Mending Men”](2). De hecho, muchas librerías ofrecen muchos más libros de auto ayuda para estos sobrevivientes, que libros para hacer dieta. Y, hasta este momento, es algo básico en la industria editorial.

Vínculos en Común


En nuestro trabajo en los Estados Unidos, en el Centro Psicológico de Rhode Island, junto con el beneficio de trabajar con hijos adultos de padres alcohólicos y con modelos de abuso, llegó una especie de confusión. ¿Qué pasa con individuos que tienen los mismos rasgos que los hijos adultos de padres alcohólicos, pero cuyos padres ni los violan, ni les pegan? Es verdad, hubo una disfunción en sus familias, pero el vínculo que los une fue más elusivo. Entre hijos adultos de familias disfuncionales, pero no alcohólicas o no ofensivas, encontramos un cuerpo de rasgo de personalidades previamente identificados con el modelo de los hijos adultos de padres alcohólicos. Esto incluía, por ejemplo, una depresión crónica, una indecisión, una falta de confianza en sí mismo.

Dentro de la población, encontramos unos rasgos de comportamiento en común, como por ejemplo una necesidad crónica de gustar, una incapacidad para identificar sentimientos, necesidades, deseos y una necesidad de validación constante. Este grupo de pacientes sentía que se merecían todas las cosas malas que le habían sucedido, mientras que las cosas buenas que les habían sucedido eran probablemente errores o accidentes. Tenían muchas dificultades para ser asertivos y privadamente sentían una especie de rabia penetrante, la cual tenían miedo que saliera a la superficie. Se sentían como tigres de papel, por lo general muy enojados, pero muy fácil de derrotar. Sus relaciones interpersonales se caracterizaban por falta de confianza y sospecha al borde de la paranoia, intercambiados -a veces- con episodios desastrosos de una apertura y confianza total y falta de juicio. Se sentían crónicamente insatisfechos, pero estaban llenos de miedos de ser percibidos como caprichosos o quejumbrosos, si expresaban sus verdaderos sentimientos.

Muchos de ellos podían retener su rabia por períodos extremadamente largos, pero luego explotaban en asuntos relativamente insignificantes. Tenían un sentimiento de vacío e insatisfacción en cuanto a lo que lograban. Esto también se encontraba entre individuos que podrían haber sido vistos como muy exitosos. La lista de gente incluía a profesionales que estaban obsesivamente envueltos en sus empresas, pero que eran incapaces de lograr algo en un nivel en el cual alcanzarían una cierta satisfacción. En las relaciones, estos individuos se encontraban en repetidas situaciones sin salida.

Dado que estos síntomas fueron tan bien definidos en los textos populares sobre los hijos adultos de padres alcohólicos, le pedimos a algunos individuos de familias disfuncionales no alcohólicas, que leyeran estos libros como si fueran este caso de personas, como por ejemplo el libro “Hijos adultos de alcohólicos”, escrito por Janet Woititz o el libro “Haciendo crecer la pena” [N. de T.: “Outgrowing the pain”] de Elianna Gil.(3) Los clientes volvían identificándose de alguna manera con ese síndrome, pero no del todo con los ejemplos de padres que bebían o que eran brutales. Algunas cosas en el modelo sonaban a verdad -por ejemplo: negar los sentimientos, el sentirse vacío, el hecho de tener modelos recurrentes inefectivos de interrelación personal-, pero todo esto no era suficiente para que los pudiesen ayudar.

Mejorando el Sistema Antiguo


Hicimos dos cosas para tratar con las discrepancias entre los ejemplos de los rasgos de personalidad sobre las causas de los hijos adultos de [padres] alcohólicos y las experiencias verdaderas de nuestros clientes. Primero, al leer los libros de autoayuda, les pedimos a los clientes de familias no abusivas y no alcohólicas, que reemplacen la palabra “alcohólico” o “abusivo” por “disfuncional”. Segundo, les aseguramos a estos clientes, cuyos recuerdos de la infancia todavía eran muy vagos, que estos libros que les recomendábamos iban a serles de mucha ayuda, a pesar de que las experiencia personales no parecían corresponder exactamente a sus descripciones.
Las substituciones y aseguramientos ayudaron. De este modo, al reconocer que los términos tales como “hijos adultos del alcoholismo” o “del abuso” eran demasiado restrictivos, los textos comenzaron a cambiar. Variaciones de términos que no se limitaban a referirse a un tipo específico de disfunción (por ejemplo “hijos adultos”) comenzaron a aparecer. La misma pregunta, sin embargo, siguió rondando: ¿Qué es lo que pasa realmente en estas familias, que causa estos problemas psicológicos en común, que antes catalogábamos como rasgos de hijos de adultos de padres alcohólicos? La pista principal fue que, en la ausencia del abuso con el alcohol, otras formas de padres disfuncionales parecían producir los mismos síntomas, por ejemplo: en el incesto, el abuso físico, la negligencia emocional o la ausencia física.

Un Punto de Vista Emergente

Cuando comenzamos a tratar de rastrear los rasgos en común que comparten los sistemas parentales de los sobrevivientes, identificamos un modelo de interacción que hemos llamado “la familia narcisista”. Sin importar la presencia o la ausencia de un abuso que se pueda identificar, hemos encontrado un rasgo pervasivo, presente en todas las familias: la necesidad del sistema parental de tener la prioridad por sobre las necesidades de los niños.

Hemos hallado que, en la familia narcisista, las necesidades de los niños sólo son secundarias con respecto a la de los padres, pero por lo general son problemáticas para estos últimos. Si uno quiere rastrear la familia narcisista en cualquiera de las escalas del desarrollo bien conocidas (como por ejemplo la de Maslow o la de Ericsson), uno ve que las necesidades más fundamentales del niño, aquellas de confianza y seguridad, no están satisfechas.(4) Además, la responsabilidad de la realización de estas necesidades, cambia del padre hacia el hijo. En esta situación familiar, el niño debe ser reactivo a las necesidades de los padres, en lugar de ser lo que corresponde, es decir, que los padres deben responder a las necesidades del niño. De hecho, la familia narcisista está consumida en tratar con las necesidades emocionales del sistema parental.

En la familia narcisista se contrata a los niños en el proceso de satisfacer las necesidades de los padres. En una familia en la que el padre es un adicto a la cocaína, tanto la esposa como los niños bailan alrededor del padre para no inducir conflictos. Cuando la mamá está al borde de la locura, hay una especie de danza similar entre el esposo y los niños. En una familia incestuosa, los niños son protegidos del atacante, quien nunca se confronta con el esposo o la esposa. El esposo o la esposa de un padre con traumas, pone toda la energía en sostener el status quo y en enternecer o ablandar a su pareja, todo esto perjudicando a sus niños.

En la familia narcisista, el comportamiento del niño está evaluado no en términos de lo que dice sobre lo que él o ella esté experimentando o necesitando, si no en su impacto en el sistema parental. Por ejemplo, en una familia saludable un niño que recibe una mala nota en un boletín, alerta a los padres acerca de la presencia de un problema. La situación es luego examinada en términos de las necesidades del niño y de su desarrollo. Por ejemplo: ¿el trabajo es demasiado duro? ¿El niño está bajo stress? ¿Necesita ayuda: un tutor, apoyo o algo así? En la familia narcisista, sin embargo, el mismo problema es examinado en base a las dificultades que esto presenta para los padres. Por ejemplo: ¿El niño es desobediente, haragán, avergüenza? ¿O quizás está buscando sólo una atención excesiva?

En este ejemplo, la familia saludable reaccionaría expresando una preocupación por los sentimientos de niño, presentando su mala nota, no como una falla personal, sino como un problema que debe ser resuelto. En la familia narcisista, sin embargo, las reacciones de los padres le indican al niño que sus sentimientos tienen una importancia limitada o ninguna importancia en lo absoluto. [En este caso] el niño no TIENE un problema, él ES un problema. Yendo un poco más lejos, el niño no tiene necesidad (por ejemplo, de un tratamiento para la dislexia, para la ansiedad, una tardanza en el desarrollo, presión, etc.), si no que se le pone una etiqueta (haragán, holgazán, estúpido, el payaso de la clase, disparate, etc.) Las consecuencias de las acciones de los niños en los padres, son de una importancia primordial. Con el tiempo, estos niños aprenden que sus sentimientos tienen un valor muy pequeño o hasta negativo. Comienzan a desprenderse de sus sentimientos, a perder el contacto con ellos. Por lo general, esta negación de sentimientos es funcional para el niño, ya que expresarlos sólo alimenta el fuego. En lugar de entender, de reconocer, de validar SUS propias necesidades, estos niños desarrollan un sentido exagerado de su impacto en las necesidades de sus padres, de hecho, se convierten en un reflejo de las necesidades emocionales de sus padres. Las necesidades del padre se convierten en un blanco en movimiento en el cual el niño refleja un sentido de error o falla, sienten que ellos son los que se equivocan. Además, no llegan a aprender cómo validar sus propios sentimientos y cómo satisfacer sus propias necesidades. Con el tiempo, los niños sufren un adormecimiento semi-permanente de sus sentimientos. En la edad adulta estos individuos pueden no llegar a saber lo que sienten, excepto por ciertos grados de desesperación, frustración y insatisfacción.

El camino hacia la recuperación, el cual planeamos en el Capítulo Cuatro, se delinea en cinco etapas separadas. Esto incluye la comprensión de los pacientes de que no son responsables por el sistema de acciones que los padres les inculcaron durante su crianza, ni que los podrían haber controlado. También incluye, sin embargo, su comprensión de que una vez adultos tienen el poder de controlar su recuperación y que, de hecho, son responsables de esto. En otras palabras, un niño con una familia disfuncional, está moldeado por la disfunción de su familia, pero una vez que es adulto ya no necesita que esta disfunción lo defina.

¿Por Qué Ejemplos de Casos?

Este libro está salpicado de ejemplos de casos, contrariamente a estudios de casos. Nuestro sentimiento es que luego de haber pasado horas con sus propios pacientes, puede ser que los terapeutas no deseen invertir tiempo leyendo transcripciones de sesiones de otros, para deducir algunos conceptos. Por lo tanto, los ejemplos que hemos abreviado corresponden a ilustraciones auténticas, con la información para identificar limpiada para proteger la confidencialidad.

Para acomodarnos a diferentes situaciones y para hacer que el texto sea más fácil de leer, hemos variado las voces de los autores de vez en cuando, por ejemplo, refiriéndonos alternativamente a ellos como “nosotros”, “yo”, “el terapeuta”, etc. Del mismo modo, al presentar ejemplos también hemos variado los pronombres “él”, “ella”, “ellos” para que el texto fluya más fácilmente.

Hemos evitado usar las situaciones extremas en cuanto nos fue posible. Los peores casos son relativamente fáciles de comprender. Si, por ejemplo, a un paciente le cae un balde de agua fría a propósito por parte de alguno de sus padres cuando es niño, no es difícil entender porque las heridas emocionales existen. Sin embargo hemos hallado que las historias que presentan los pacientes, por lo general son mucho más sutiles. No es necesario que el niño sea severamente abusado, para recibir un trauma. Hemos observado individuos cuya historia de la familia de origen no fue tan dramática, pero que sin embargo se ven seriamente afectados. Estos individuos provienen de familias narcisistas, en las cuales la disfunción fue pervasiva y, sin embargo, encubierta.

Se espera que estas ilustraciones sirvan de aparatos mnemónicos, es decir, de ganchos en los cuales atar los conceptos. Los casos fueron elegidos con matices netamente diferentes de comportamiento disfuncional dentro de la familia narcisito, que puede variar entre algo realmente obvio hasta algo confusamente sutil. Al igual que en la naturaleza, en que los elementos existen muy rara vez en su forma pura, por ejemplo el oxígeno se encuentra mezclado con una docena de otras sustancias en el producto que llamamos “aire”, del mismo modo son los rasgos de la familia. Si bien podemos hacer referencia a una familia incestuosa o con problemas de alcohol, unas crianzas disfuncionales por lo general muy raramente son presentadas por el paciente en su forma pura, al contrario, los problemas tienden a ser multidimensionales. Los ejemplos de casos van a ayudar a los terapeutas a reconocer elementos claves de la familia narcisista, a pesar de que se encuentren en forma encubierta.

Presentando el Marco de Trabajo

Nosotros consideramos que la psicoterapia es un arte de curación, una mezcla de técnicas, estrategias y una alquimia personal diseñada para portar una especie de alivio y para aumentar en el crecimiento del cliente.(5) Para aquellos que poseen una mente científica, esta orientación puede olerles un poco a folkismo o algo inexacto, un proceso que suena más a una anécdota. Claro, hay desórdenes para los cuales las pruebas empíricas han apoyado un tipo de tratamiento más que otro. Por ejemplo, en el tratamiento de las fobias simples, se dice que la intervención sobe el comportamiento, juntando aproximaciones sucesivas con una inhibición recíproca, funcionan en más del 90% de los casos.(6) Lamentablemente, los textos publicados tienen muy poco de estos casos en los que hay una estrategia de tratamiento que se apareja con los desórdenes que se pueden reconocer. La psicología y el trabajo social son ciencias suaves.

Y, sin embargo, aquellos de nosotros que estamos en este terreno, continuamos investigando, leyendo, yendo a talleres, hablando con colegas clínicos y buscando supervisión. Todo esto con la esperanza de ayudar, mejor a nuestros clientes. Para mejor o para peor, nuestros métodos de tratamiento muy pocas veces se ponen bajo escrutinio, principalmente nos la ingeniamos para encontrar técnicas que correspondan a nuestra propia personalidad y a las necesidades de nuestros clientes.

Ciertamente existe una necesidad de validación de las modalidades de tratamiento. En la formulación de una hipótesis inválida, el investigador debe primero tener un marco de trabajo, una orientación o una dirección en la cual va a explorar. La presentación de la Familia Narcisista es la exposición de tal marco de trabajo. Es el desarrollo y la implementación de este modelo hipotético, que nos ha sido de tanta ayuda a los autores, al trabajar con una población específica de pacientes. El marco incluye: (1) Una hipótesis de formación de síntomas y las secuelas en el comportamiento, (2) sugerencias para estrategias de tratamiento. No contiene -ni tampoco es la intención que contenga- unos estudios que validen francamente estos puntos.

En cuanto a nuestro punto de vista, este libro tiene dos puntos fuertes. Primero, postula una causa más amplia (y menos misteriosa) que alguna vez ha sido reservada muy estrictamente a los casos de los niños adultos del alcoholismo, y que luego se fueron expandiendo hacia niños de familias disfuncionales. Al hacer eso este libro propone una teoría para explicar por qué tantos individuos poseen síntomas similares, a pesar de que sus contextos pueden parecer muy diferentes, y que, sin embargo, están desprovistos de un abuso identificable. En segundo lugar, este libro provee una fórmula para tratar terapéuticamente con esta población. Los autores han detallado estrategias que han hallado muy benéficas para trabajar con una población que muy a menudo se muestra refractaria al tratamiento.

En conclusión, los autores están tratando de exponer un modelo de tratamiento práctico, orientado hacia la acción y dirigido a los terapeutas. Si bien una vista positiva, la validación y el apoyo al paciente, son aspectos críticos de la terapia, el terapeuta en este modelo es una fuerza preactiva en el proceso. No estamos presentando este modelo como una nueva teoría del estudio del ser (para usar la terminología de Kohut), sino que estamos sugiriendo que presenta la posibilidad de un punto [de partida] para comenzar a formular una teoría.(7) Creemos que el modelo de tratamiento de la familia narcisito es un paso necesario hacia la evolución de los procesos terapéuticos.

NOTAS

1. John Bradshaw, Healing the Shame That Binds You (Deerfield Beach, FL: Health Communications, 1988); Claudia Black, It Will Never Happen to Me (Denver, CO: MAC Printing and Publications, 1987); Eliana Gil, Outgrowing the Pain (New York: Dell, 1988); Janet G. Woititz, Adult Children of Alcoholics, expanded version (Deerfield Beach, FL: Health Communications, 1990).

2. Ellen Bass and Laura Davis, The Courage to Heal: A Guide for Women Survivors of Child Sexual Abuse (New York: Perennial Library, 1988); Steven Grubman-Black, Broken Boys/Mending Men (New York: Ivy Books, 1992).

3. Gil, op. cit.; Woititz, op. cit. 4

4. A. H. Maslow, Toward a Psychology of Being (New York: Van Nostrand, 1962); E. H. Erikson, Identity: Youth and Crisis (New York: W. W. Norton, 1968).

5. Hilde Bruche, Learning Psychotherapy: Rationale and Ground Rules (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1974).

6. J. Wolpe, The Practice of Behavioral Therapy, 2nd ed. (New York: Paragon Press, 1973).

7. Jeffrey Berman, Narcissism and the Novel (New York: New York University Press, 1990), p. 26.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy una adulta de 34 años que nació y creció en el seno de una familia narcisista. El centro en torno al que todo giraba siempre fue mi madre. Ella cumple con casi todas las premisas para ser una psicópata (manipuladora,muy egoísta, falta de remordimientos,sensación de ser la más inteligente frente al que manipula a quien considera estúpido, etc.). Me crió mi abuela, a mí y a mi hermano, y también ella se ocupaba de gran parte del peso de la casa. Cuando tuve cierta edad, comencé también a ocuparme de las labores domésticas. Lo más dañino fue sentirme culpable de las diarias peleas de mis padres: mi madre me responsabilizó siendo yo muy pequeña. Según ella, porque nací, evité que se divorciara de mi padre; no tenía más de 7 u 8 años cuando me lo contó. Viví toda mi adolescencia-juventud confundida, con un gran sentimiento de culpa y una enorme necesidad de agradar. Ahora siento que me estoy recuperando. ¿Mi estrategia? Paciencia, hacer cosas que me gustan sin darle crédito a lo que piensen los demás; decir que "no" siempre que no me guste algo (no hacer cosas a la fuerza) y aguantar la ansiedad que me produce el llevar a cabo las dos cosas anteriores.Aún así, sé que me queda un largo camino.

lena de paz dijo...

anónima:
en tan pocas palabras has descrito mi vida. yo ya tengo 50 años. 2 hijos a los q abandoné a edad de 3 y 4 años. hasta ahora voy conociendo estos transtornos o síndromes y me cuesta mucho trabajo entenderlos y aceptarlos. pero como comentas, hay un largo camino por delante. (mi madre una mujer narcicista q aunque traté de no culparla... me hizo mucho daño... gracias.

Marilanueva dijo...

Hola.La verdad es que toda esta información me ha sido de muchísima ayuda para entender una situación familiar muy compleja. Quisiera hacer algo al respecto pero no encuentro la forma:tenemos una hermana que junto con su esposo han conformado una familia narcisista que ha arruinado la vida de sus hijos ya adultos hoy.Anularon por completo a estos chicos desde pequeños, les manipulan, les chantajean, les esclavizan, les controlan y maltratan en todas las formas posibles siendo la peor como ven la psicológica. Pretenden hacer lo mismo con el resto de la familia (específicamente mujeres); en lo que a mi concierne he escapado y roto todo contacto con ellos alejándolos de mis hijos sobre todo. Me pregunto: qué clase de personas van a ser sus hijos? Actuarán igual que ellos? Serán iguales de perversos? Me he sentido sola con todo esto porque el resto de mi familia no comprende la situación y muchas veces no me creen a pesar de haber sido víctimas también de estos individuos. Solo me queda rezar para que al menos sus hijos busquen ayuda de un terapeuta.Me consideran su "enemiga" por no dejarme atrapar en su telaraña y por supuesto soy una amenaza para sus hijos (es decir sus presas o víctimas). Gracias por la información

Anónimo dijo...

He tenido una relación de AMORT-ODIO en mi matrimonio de 27 años, maltrató a mis hijos y a mi, psicológicamente, nadie le gana en nada, no acepta críticas, se ríe de nuestros consejos, no siente nada de lo que yo siento, es como impenetrable,nunca comprende, no quiere tocar ningún tema de pareja para conversar y llegar a acuerdos, a ratos me dice...si , si,... tienes toda la razón!, pero solo es para que yo no le moleste más insistiendo en conversar ,analizar...etc. Tampoco quiere conversar con sus hijos, los que le han dicho muchas cosas, le han encarado, pero a él le da lo mismo. Tendría muchos hechos traumáticos para contarles, pero uuuuf !!!interminable, tal vez de a poco en otra oportunidad. Lo que insisto es que nos ha provocado mucho daño. No logro entender como LE AMO, por que?, a ratos me siento valiente y digo voy a dejarlo, esto se acabó, luego siento un dolor de estómago, nerviosismo, ansiedad, miedo a estar sola y comienzo a echarle demenos y a desear estar con él, además que él me dice que soy su amor de toda la vida, que no hay otro amor como este en el mundo, que soy de él para siempre, que soy su alma gemela, me han contado de que habla maravillas de mi, pero a mi no me lo hace sentir,ni me lo dice, todo lo contrario me humilla y no me considera. Siento que no me la puedo con esto, siento una gran IMPOTENCIA. Gracias.