Nada le molesta. ¡Desearía ser un poco como él!

El siguiente es un pequeño artículo escrito por Sandra Brown, la autora de How to Spot a Dangerous Man, para su blog Dangerous Liasons. Helo aquí en español. Esperamos que sea de su interés y que puedan reflexionar al respecto y obtengan cierta esperanza de salir adelante y de volver a hallar su camino si han sido víctimas de un psicópata.

Si bien el texto va dirigido a las mujeres, ya que la incidencia de la psicopatía es mucho mayor en los hombres, también se aplica a los hombres que han sido víctimas de mujeres con trastornos de la personalidad.

Sin más preámbulos, veamos lo que dice la señora Brown:

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La falta de empatía, de conciencia moral y de remordimiento se encuentran en el centro de la patología. Suena horrible escrito sobre papel, pero en acción se ve de un modo diferente, ¡y a menudo hace que las mujeres deseen poder ser un poco más ASÍ!

Muy dentro de la mujer (a menos que ella también tenga una patología), eso no es realmente lo que quiere. Está simplemente agotada por su propio bombardeo de actividad mental, llena de pensamientos que la invaden, con el corazón roto, con una necesidad constante de estar más que alerta, y herida. Tal solo desea que la pena desaparezca, y si eso significa volverse superficial y que todo “le importe un bledo”, entonces prefiere que así sea. Optará por adoptar los rasgos patológicos de su compañero.

El grupo B de los Trastornos de la Personalidad (trastorno límite de la personalidad, narcisista y antisocial –el sociópata o psicópata-) se caracteriza principalmente por una falta de empatía, de conciencia moral y de remordimiento (de aquí en más emplearemos el acrónimo REC para referirnos a estos rasgos). Hasta un cierto punto, solo el grado de carencia de REC puede determinar de qué tipo de trastorno se está hablando. En la cima del espectro se halla la personalidad antisocial, ya que posee la mayoría de estos rasgos. Pero los tres trastornos poseen algo de esta carencia en su interior, y se superponen.

Entonces, ¿qué aspecto tiene la falta de empatía, de conciencia y de remordimiento? En la superficie, visto desde nuestro punto de vista, da la impresión de ser una persona que posee una falta de preocupación ya sea por sus actos o por lo que los demás podrán llegar a pensar acerca de su comportamiento. Parece ser una persona con mucha confianza en sus elecciones y en su comportamiento. Parece que disfruta de sus elecciones y su comportamiento aun cuando éstos son negativos. Da la impresión de que el sujeto se compromete firmemente con sus propios pensamientos (aun cuanto éstos hieren a otra persona). En la superficie, el hecho de que lo que los demás piensen no nos afecte está visto como una cualidad. Uno logra hacer su vida sin que el efecto que ésta tenga en los demás lo perturbe. Uno avanza en una nube de apatía impenetrable ante todo tipo de consecuencia negativa, ya sea a nivel social, emocional, sexual, monetario o físico, como consecuencia de su propia conducta. No obstante, la carencia de REC es lo único que nos diferencia de algunas especies animales. (¿Ya ha intentado usted hacer sentir culpable a un gato?) Es nuestra cualidad humana. El hecho de que diversos niveles de psicopatología presenten una CARENCIA de estos elementos debería ser un indicador de su propia capacidad limitada para actuar “como seres humanos” en situaciones determinadas. No debería sorprendernos que la gente con esta falta de REC rapte niños, lastime animales, robe, mienta, haga trampa y sea infiel. La conciencia moral se relaciona con las consecuencias y la emoción características de la culpa. La culpa es la ALARMA de nuestro comportamiento, es decir, no hacemos algo determinado porque no queremos sentirnos culpables. Al fin y al cabo, la culpa evita que hiramos a los demás y a nosotros mismos y que vivamos con esa terrible sensación de arrepentimiento.

Pero un ser patológico que no posee esta cualidad hiere a los demás (y a sí mismo aunque no posea la intuición para reconocerlo como un daño infligido sobre sí), lastima a la sociedad y deja una estela de mujeres y niños heridos, ya sea que juegue al golf, busque a otras mujeres o vaya a la cama solar, mientras tararea alegremente una canción.

Usted NO debería admirar su capacidad para herir a los demás. En uno de nuestros retiros recientes, alguien trajo varias veces a colación el tema, diciendo que creía que era BUENO ser así, que un ser patológico no se sentía afectado por su propio sistema de creencias y que, por lo tanto, si nos pareciéramos más a él, seríamos más felices porque reaccionaríamos menos a lo que hicimos. Vaya pensamiento triste. Es lo único que nos distingue como seres humanos dadores de amor de los seres patológicos que no se preocupan por los demás sin importar a quién hieran. Lo que nos convierte en seres, por así decirlo, no patológicos, es nuestra capacidad para tener un ojo crítico acerca de nuestro comportamiento. Aun cuando está herida y le gustaría volverse un más indiferente en un afán por liberarse del dolor, nunca será capaz de arrojarse al abismo del REC patológico para escapar a la congoja, a los pensamientos que la invaden ni a otros síntomas que usted querría ver desaparecer.

Le digo a todas aquellas mujeres que no sean patológicas como el hombre en cuestión que la única manera de ESCAPAR al dolor es ATRAVESÁNDOLO. ¡Asumir que una todavía puede notar la diferencia entre lo que está bien y lo que no, y no tapar la patología de su compañero como algo que se ha de admirar significa que usted no padece de la patología! Aquéllas que han adoptado el modo en que él ve el mundo mediante el sufrimiento ajeno, y que lo perciben como algo positivo y desean llevar una vida llena de poder/dominación/estatus necesitan hacer terapia para curarse del modo en que han “consumido” la visión patológica del mundo de ese hombre.

Otro autor que ha hablado de este tema es Hervey Cleckley. Su obra está resumida en este artículo y dice lo siguiente:

"Agradable," "encantador," "inteligente," "despierto," "impresionante," "inspirador de confianza," y "un gran éxito con las damas": estas son las clases de descripciones usadas en varias ocasiones por Cleckley en su famoso estudio sobre psicópatas. También lo son, por supuesto, "irresponsable," "autodestructivo," y adjetivos semejantes. Estas descripciones destacan la gran frustración y los misterios que rodean el estudio de la psicopatía.

Los psicópatas parecen tener en abundancia aquellos rasgos más deseados por las personas normales. La despreocupada confianza en sí mismo del psicópata parece casi como un sueño imposible, y es generalmente lo que la gente "normal" intenta adquirir cuando asiste a talleres dea autoayuda. En muchos casos, la atracción magnética del psicópata hacia los miembros del sexo opuesto parece casi sobrenatural.

La hipótesis seminal de Cleckley en lo que se refiere al psicópata es que sufre, de hecho, de una verdadera enfermedad mental: un déficit afectivo profundo e incurable. Si realmente llega a sentir algo, son solamente emociones de las menos profundas. Realiza acciones extrañas y autodestructivas porque las consecuencias que llenarían al hombre normal de pena, de odio a sí mismo y de vergüenza simplemente no afectan en lo más mínimo al psicópata. Lo que para otros sería un desastre, para él no es más que un inconveniente pasajero.