Decididamente, los psicópatas se esconden en todos los sectores de la sociedad. Es nuestro deseo que más y más gente se informe acerca de este tema y pueda aprender a defenderse a tiempo. A modo de ejemplo, y para que nuestros lectores vean que la teoría sobre la psicopatía y el narcisismo puede ser demostrada con ejemplos de la vida real, los invitamos a leer el siguiente artículo, extraido del periódico La Gaceta, el 4 de febrero de 2009 (autores: J.C. y L.T.)
El talento de Mr. MadoffAfable financiero de cara a la galería, en privado demostraba comportamientos psicópatas: la mentira, la manipulación, el engaño y la crueldad.
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Para algunos, Bernard Madoff era un hombre afable y carismático, pero tenía otra cara. Tranquilo, controlado y muy en sintonía con su imagen, hasta en los mínimos detalles. Aunque gestionaba miles de millones de dólares para particulares y fundaciones, evitaba las reuniones con la mayor parte de sus inversores, rodeándose de un aura que le hacía más deseable.
¿Quién era el Bernie Madoff real? Una respuesta fácil es que era un charlatán, un manipulador, pero algunos analistas le vinculan con criminales en serie. Se preguntan si podría haber robado sólo por el placer de hacerlo. “Algunas de las características de los psicópatas son la mentira, la manipulación, la capacidad de engañar, los sentimientos de grandiosidad y la crueldad hacia sus víctimas”, dice Gregg McCrary, ex agente especial del FBI.
Rasgos destructivos
McCray advierte que parece compartir muchos rasgos destructivos de un psicópata. “La gente como él se convierte en camaleón”, dice McCrary. “Saben lo que quieren las personas y se lo da”.
“Tuvo la inteligencia de comprender que cuanto más involucrado estás con los reguladores, más puedes influir”, añade una fuente. Incluso si estás muy cerca ellos, no van a estar vigilándote. “Era un hombre con una buena idea y un estupendo vendedor”, dice Charles Doherty, ex presidente del Midwest Stock Exchange.
Sus socios y otras personas relacionadas con él dicen que sus formas puntillosas a veces entraban en el comportamiento obsesivo-compulsivo. Pero los antiguos empleados y amigos dicen que esa obsesión nunca les llevó a pensar que tuviera problemas.
J. Reid Meloy, un psicólogo forense, ve semejanza entre la confianza que destilaba Madoff y la de algunos criminales que ha estudiado. “Las personalidades psicópatas no temen que les capturen”, explica.
Asesino en serie
Todo esto ha llevado a algunos expertos en Psicología a establecer algunas similitudes entre él y los asesinos en serie como Ted Bundy. “Bundy asesinaba a gente. Madoff asesinaba cuentas bancarias”, asegura.
Como Bundy, Madoff usaba una mente aguda y un temperamento afable para crear un personaje que no existía. McCrary afirma que estos individuos creen que están por encima de la ley, “pero el talón de Aquiles es su sentido de la impunidad”.
Si Madoff engañó a los reguladores durante años, debió ser una experiencia “embriagadora”, dice McCrary.
A medida que los investigadores se zambullen en décadas de documentos sobre sus inversiones, intentando descifrar si Madoff estaba involucrado en algo más que una trampa financiera, sus amigos siguen atónitos. “Era un héroe para nosotros”, dice Diana Goldberg, que tomaba el tren con Madoff para ir a clase al Far Rockway High School de Nueva York. “Ahora, el héroe se ha desvanecido”.
Madoff pasó sus primeros años de vida en Laurelton, un enclave judío. “Un lugar idílico para crecer”, rememora Vera Gitten, que asistía a la escuela primaria con Madoff, a quien recuerda como buen estudiante y sociable.
Tras graduarse de la escuela secundaria en 1956, Madoff pasó un año en la Universidad de Alabama.
Doce meses más tarde se trasladó a Hofstra University en Nueva York, donde en 1960 se graduó en Ciencias políticas. Madoff pasó el año siguiente en la Brooklyn Law School de Nueva York estudiando Derecho y dirigiendo su negocio de aspersores. Dejó la facultad y, empleando 5.000 dólares ahorrados, entró en el mundo de los inversores de Wall Street.
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